Grabar en directo es una gran responsabilidad, porque lo que sucede es único, inesperado e irrepetible. Pero al mismo tiempo nos permite manejar un material espontáneo, fresco y lleno de energía. La música en vivo es un pájaro suelto por el estudio que hay que atrapar con delicadeza y determinación. Y para hacerlo, se necesita tecnología avanzada y también se necesita pasión. En Haritz Harreguy Studio tenemos ambas cosas. Aquí la música está viva.